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La República Democrática del Congo es un país situado en África central, limitado con Ruanda al este. Es tres veces más grande que España y con, aproximadamente, setenta y cinco millones de habitantes. Un país rico en recursos materiales como: oro, diamantes, coltán, uranio… Y, además, las corrientes de agua interna de las que dispone hacen que tenga un clima suave.
Contado así, parece un lugar de ensueño; sin embargo, hace ya unos años que la desesperación y el malestar asolan este país. El comienzo de este nefasto periodo puede fecharse en 1996, cuando los congoleños se sumaron a una rebelión llamada: “guerra de liberación” para acabar con el régimen dictatorial del momento.
En ese mismo año, se desarrolló un movimiento comúnmente conocido como FDLR (Fuerzas De Liberación de Ruanda) al este del país, precisamente frontera con Ruanda y Uganda y cruzaron la frontera armados hasta llegar al Congo. Se aprovecharon de la situación allí y llevaron a cabo su propia guerra.
Occidente decidió apoyar la rebelión a través de Uganda y Ruanda y, en nombre de esta guerra, hoy en día hay grupos beligerantes en el Congo, pero por motivos distintos: sus intereses residen en los minerales que este país contiene. La situación actual allí ya no tiene que ver con un conflicto entre congoleños. Ni siquiera con un conflicto entre ellos y sus países vecinos. Es un conflicto internacional con intereses económicos: las multinacionales –en especial las compañías de telefonía móvil- se aprovechan de esta situación. ¿Por qué? Para responder a esta pregunta es necesario hablar sobre el coltán.
El coltán es un mineral óxido que se utiliza para fabricar las baterías de los aparatos electrónicos, en especial las de los teléfonos móviles. Como antes se ha comentado, el Congo es un país rico en este mineral y las multinacionales lo compran de forma ilegal a los rebeldes a cambio de armamento.
Sin embargo, toda esta situación es un tanto más compleja. La periodista congoleña Caddy Adzuba se ha referido al tema en diversas ocasiones para ofrecernos una visión más cercana de la situación. Explicó en una conferencia que tuvo lugar en el Caixaforum de Madrid todo este conflicto desde sus pilares.
“La guerra congoleña es un conflicto con orígenes y causas humanitarias, internacionales y económicas, pero no sale en las noticias” afirmaba la periodista, y continuó: “se ha olvidado de forma expresa para poder continuarla con intereses económicos”.
Adzuba explicó que actualmente los rebeldes llevan a cabo una nueva estrategia de destrucción masiva: las violencias sexuales a las mujeres. Hablaba de destrucción masiva porque estas agresiones no se cometen para satisfacer deseos sexuales, no sólo se las viola, sino que también se introducen en su vagina objetos cortantes, madera… Además de ser mutiladas o incluso asesinadas, rompiendo, además, todo un núcleo familiar y desestabilizando la sociedad entera.
La pregunta de nuevo es: ¿por qué? La congoleña explicó que los motivos eran, fundamentalmente, tres. En primer lugar, porque la mujer tenía un papel importante en la organización social y económica del Congo: eran agricultoras, llevaban comercios, empresas… Y lograron reactivar la economía local tras la Dictadura, si lo que se pretende es destruir un país, atacar a la mujer es el blanco. En segundo lugar, porque, cuando se ataca a una mujer, se desestabiliza a toda una familia ya que la violación es una deshonra y ella es rechazada, mantenida al margen, y eso hace que toda la estructura familiar se desestabilice; y, en tercer y último lugar, porque los rebeldes secuestran a mujeres y a niños que son llevados a su cuartel, y el marido -y padre- es obligado a cavar para conseguir minerales que luego son vendidos a las multinacionales a cambio de armamento, financiando, así, la rebelión.
Las estadísticas de sólo un hospital cifran el número de mujeres maltratadas en más de cincuenta mil y los sondeos hablan de cuarenta mujeres muertas al día. Una familia media en el Congo suele formarse, como media, por unos siete miembros: padres y cinco hijos. Este hecho aumenta el número de víctimas por daños colaterales. Además, muchos de los niños son secuestrados para ser niños soldado.
Pero no todo está perdido. Durante estos diecisiete años que está durando la guerra, se están llevando a cabo una serie de estrategias para intentar solucionar la situación. Entre ellas, la creación de hospitales gratuitos para tratar a las mujeres que están siendo víctimas de este genocidio. Sin embargo, el sistema social excluye a este tipo de mujeres y éstas tienen que vivir en silencio, así que, para sensibilizar a la población y romper este silencio, se están creando diversas emisoras de radio y de televisión para que toda la comunidad se responsabilice y trate de entender esta situación. La radio en un país como éste es muy importante y de largo alcance, la principal radio que trata de solucionar esta situación se llama OKAPI y está a manos de esta periodista y de su grupo de acción Afi Def, que también tienen alcance vía internet en: Radiookapi.net
Por otro lado, la población culpa al Gobierno de no protegerlo. El motivo de esta poca defensa ciudadana reside también en elementos económicos, según explicaba la periodista congoleña. El Gobierno está embargado y la armada está dividida ante la rebelión y los rebeles. Mientras estos últimos gozan de la última tecnología y armamento del que disponen gracias a las multinacionales, el Gobierno no puede financiar armas con las que proteger a sus ciudadanos.
“Tengo miedo constantemente, siempre estoy en peligro. Dos de mis compañeros han sido asesinados y yo misma, en 2008, me vi atrapada en medio de una guerra volviendo a casa. Hubiera vendido mi alma al diablo con tal de escapar de allí” testificaba la periodista entre lágrimas de desesperación y continuaba: “los pueblos y los habitantes que son secuestrados no tienen más remedio que obedecer”.
Otra de las medidas que se han tomado, ha sido ejercer presión contra todas las multinacionales que permiten este baño de sangre. En EEUU, a partir de 2012, se está empezando a pedir cuentas a las mismas –tras el viaje de la señora Clinton al Congo a ver la situación- de cómo consiguen los minerales. La ONG Globalwitness está realizando estudios para comprobar y verificar toda esa información y, de momento, las empresas que más datos aportan sobre cómo financian el coltán son HP e Intel, frente a empresas como HTC.
Además, se está tratando de reinsertar en la sociedad a todos aquellos niños que han sido rescatados y han trabajo como niños soldado y a los niños que son fruto de los abusos sexuales a manos de la misma ONG.
Existe algo por encima, que sea intangible no significa que no exista. Hoy en día, los reclamos del pueblo congoleño no van más allá de la propia paz.

Necesitan paz.
Por Adriana Vázquez Santamaría. Gracias compañera.

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